Por qué tantos negocios digitales fracasan
He estado en el mundo de las estrategias digitales por 21 años, en estas dos décadas he acompañado a decenas o quizás centenas de marcas tanto personales como comerciales a guiarlos en sus emprendimientos digitales. He trabajado con diversos sectores de mercado como alimentos, salud, entretenimiento, transporte, viajes, turismo, medios de comunicación, influencers, artistas, diseñadores de moda, actores inclusive dos miss universo y cada uno ha tenido en común un método. ¿Cuáles de estos han fracasado? Los que no se han apegado a sus pasos. Los que han pensado que, con una marca, una web, una reputación o una comunidad por sí sola pueden mantenerse en crecimiento.
A partir de estos casos, analizados a profundidad, me dediqué a mirar los pasos que no estaban ejecutando. Entre a esquematizar cada fase, cada actividad y cada tarea que debían tener en cuenta para mantener su negocio digital en auge. A este método lo llamé Click Efectivo en 7 pasos o 7Click. ¿Por qué este método funciona? ¿Qué sucede en un negocio que ejecuta este método a cabalidad? ¿Qué hace que marcas como Netflix cautiven a sus comunidades y tengan un fuerte engagement?
Hay una acción por el que los negocios digitales fracasan: hacer un marketing digital desordenado e improvisado. Sus comunidades los perciben incoherentes, inconsistentes, faltos de empatía y aburridos. Cuanto más rítmica, coherente, consistente y novedosa sea la propuesta digital más engagement generará en sus seguidores. La planificación es la clave porque da un mapa por dónde dirigir el esfuerzo hasta convertirse en un hábito que alimente al proyecto y se mantenga en constante innovación. Le da feedback y lo retroalimenta. Coloca al proyecto en un ciclo repetitivo que lo hace crecer organizadamente. Un negocio es como un humano, hace miles de cosas y arroja miles de resultados que hay que saber leer para mantenerlo vivo y en progreso. Un negocio trabaja evaluando el entorno, analizando a la competencia, optimizando su branding y escuchando a su comunidad. Hay cuatro cosas del que un negocio se debe ocupar: de sus ventas, de la atención al usuario, de la comunicación y, en esta era, de la escucha y el diálogo.
Los negocios digitales están constantemente exigiendo la lectura del entorno, de la competencia, de su comunidad que les ayude a mejorar lo que ya está hecho y mantenerse en la innovación. Los seres humanos siempre estaremos persiguiendo lo novedoso. Lo que quiero decir es que no es importante para nadie lo que tu creas, sientes o pienses de tu marca. A nadie le interesa lo que a ti te interesa. Lo importante es cómo tú le resolverás un problema a tu cliente, a quienes llegan a tu comunidad, a tu web. Entonces, ¿Qué le pasa a los negocio digitales cuando no los retroalimentamos? Caen. Así fue como llegué a conseguir los 3 errores en la sucumben los empresarios cuando crean un negocio digital.
Error No. 1
El primer error es no hacer un diagnóstico de la competencia que ayudará al negocio digital a tomar posición competitiva. Con quién compite, cuál es su posición, qué hace la competencia, qué quiere la comunidad de la competencia para ver como atraer parte de ese mercado alejándose de lo que hace la competencia y conquistando esa comunidad.
Esto quiere decir que mientras más conozcamos el mercado más podemos alejarnos de esa competencia, llamar la atención de su comunidad y fortalecer nuestra identidad como marca.
Error No. 2
El segundo error es no tener consistencia de branding. El cerebro humano no lee, escanea y por un milímetro de error el cerebro puede detectar las inconsistencias, aunque tú no lo creas. Darle inconsistencia al cerebro lo que hacemos es alejarlo de la atención que necesitamos. El cerebro quiere que se lo pongan muy fácil.
Donald Miller dice: “Cuando hay que procesar demasiada información aparentemente aleatoria, la gente empieza a ignorar la fuente de la información en un intento por conservar calorías. Es decir, nuestros clientes llevan un mecanismo de supervivencia dentro del cerebro que está diseñado para hacer que desconecten de lo que decimos si empezamos a confundirlos. Imagina que cada vez que habláramos de nuestros productos a los potenciales clientes fuera como si tuvieran que subirse a una cinta de correr. Literal: tienen que correr durante todo el tiempo que estemos hablando. ¿Cuánto tiempo crees que aguantarán prestándonos atención? No mucho. Y, sin embargo, esto es exactamente lo que pasa.
La clave es convertir el mensaje de tu marca en algo que ayude al cliente a sobrevivir, y hacerlo de tal modo que la gente lo pueda comprender sin tener que quemar demasiadas calorías.”
Error No. 3
El tercer error es no enfocarse en un cliente, un objetivo y una meta, esto es estrategia. No saber a quién le estas hablando, que no puedas imaginarte a tu cliente ideal es cómo hablarle al viento. La falta de un objetivo te hace divagar. Y no tener una meta concreta te hará estar fallando o logrando sin un punto de referencia, de llegada.
Esto significa que mientras más enfocado estés en tu cliente, en tu objetivo y en la meta todo lo que planifiques apuntará a estos tres focos. Son ellos los que van a guiar todo lo que hagas hasta lograrlo.
Finalmente. Desde joven me han convencido los métodos para lograr cualquier cosa que te propongas, como los hábitos. Un método que te permita trazar una ruta como en un mapa hasta lograr tu cometido, tu sueño de una manera organizada, entretenida y en permanente avance. Un método es una guía para hacer la ruta hacia lo que quieres lograr, con el espacio debido para ser creativo e ir a la conquista de esos retos, de ese negocio digital.
Ahora bien, cuando hablo de método a emprendedores, directores y empresarios muchos piensan en estructuras fijas que hacen preso a quienes trabajan con él. Pero no estoy hablando de rigidez. De lo que hablo es de una fórmula específica que podemos utilizar para encauzar las acciones de unos clientes por lo general desenfocados o abrumados en esta era digital. Estoy hablando de pasos prácticos que podemos dar para hacer que empresarios logren sus metas digitales.